La línea que separa a la publicidad de la literatura es muy fina, como podemos ver también en los anuncios de televisión. Un ejemplo es este anuncio de la marca de coches Seat:
El texto del anuncio está sacado del poema de
Julio Cortázar titulado "Preámbulo a las instrucciones para dar
cuerda a un reloj". Este sería el original:
"Piensa en esto: cuando te regalan un reloj
te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de
aire. No te dan solamente el reloj, que los cumplas muy felices y esperamos que
te dure porque es de buena marca, suizo con áncora de rubíes; no te regalan
solamente ese menudo picapedrero que te atarás a la muñeca y pasearás contigo.
Te regalan -no lo saben, lo terrible es que no lo saben-, te regalan un nuevo
pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo pero no es tu cuerpo, que
hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgándose
de tu muñeca. Te regalan la necesidad de darle cuerda todos los días, la
obligación de darle cuerda para que siga siendo un reloj; te regalan la
obsesión de atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías, en el
anuncio por la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el miedo de
perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te
regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te
regalan la tendencia de comparar tu reloj con los demás relojes. No te regalan
un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj".
Lo primero que nos sorprende es que parece una
película. No utiliza los mismos estilos que nos solemos encontrar en los
anuncios de coches. A las imágenes las acompaña la voz en off del propio Julio
Cortázar, creador el poema visto arriba. La voz ha sido sacada del disco Readings by
Julio Cortázar, de 1967. El título del relato es irónico porque no parece
que unas instrucciones puedan ser algo literario. El anuncio nos muestra la
importancia de los objetos; en este caso, la importancia del coche que nos
intentan vender.
La frase: "No te regalan el reloj, tú eres el
regalado" es muy llamativa. En este caso, al mostrarnos la imagen del
coche, interpretamos que el protagonista ha sido regalado al coche y no la
máquina al hombre. Esto nos plantea: "¿Quién posee a quién?".